Madrid es una ciudad que se convirtió en capital de España en 1561. Apenas contaba con unas cuantas alcantarillas para canalizar las aguas de lluvias y residuales y algunos sumideros para que las absorbieran.

Al convertirse en la nueva sede de la Corte, su población se incrementó de manera considerable. Esto trajo como consecuencia a qué surgieran problemas higiénicos y sanitarios por el incremento de residuos domésticos en la vía pública.

Cabe mencionar que durante siglos las calles de Madrid eran el sitio para que el agua corriera hasta que se evaporará con el sol. Al grito de «¡AGUA VA!», las personas arrojaban por las puertas o ventanas aguas residuales, orines y cuánta inmundicia se les ocurría.

Esta fue una falta de higiene que muchos viajeros europeos criticaban cuando visitaban la capital. De hecho, fue considerada una de las ciudades más insalubres de Europa.

En 1618 se presenta un primer plan de saneamiento que incluía construir alcantarillas en zonas específicas. Fue un siglo más tarde, en 1717 cuando se hace la primera propuesta técnica por Teodoro Ardemasn.

Esta planeaba instalar una red de tuberías bajantes en todos los edificios, desde los retretes hasta un pozo. Este tendría un conducto para llevar las aguas fecales a un pozo de depósito con acceso desde el exterior. Este fue un proyecto que desagradó a los madrileños porque consideraban que dañaría el subsuelo y las viviendas.

Pasaron 50 años para que se iniciará un sistema de alcantarillado (bajo el reinado de Carlos III) y que fue esencial para el progreso sanitario de la ciudad.

Fue bajo el reinado de Isabel II para que una auténtica red de saneamiento fuera puesta en marcha. En 1851 se modernizaron los sistemas utilizados para canalizar el agua usada por los madrileños. Fue en ese momento cuando en Madrid se distribuyeron tapas de alcantarilla elaboradas en plomo y con forma circular.

En 1977 se aprobó el primer plan de saneamiento integral que tenía como objetivo canalizar las aguas residuales al 100%. Desde entonces, con el crecimiento de la ciudad y la aparición de tecnologías nuevas con poceros en Madrid ha supuesto retos para mejorar y adaptar la red a sus necesidades.

Actualmente esta es una red que en su totalidad es de tipo unitario y tiene 4500 km de extensión y transporta un promedio de 9.000 litros/segundo (aguas de lluvia y residuales).

Es incalculable el valor operativo de galerías y conducciones que conforman las entrañas de está ciudad. Están destinadas a mejorar la calidad de vida de los madrileños con una Madrid subterránea que hace la vida diaria mucho más fácil.

El alcantarillado de la ciudad de Madrid ha sido un oficio y trabajo duro que se ha trasladado de generación tras generación y que han permitido atender las demandas.

Hoy día es un sistema que cuenta con cinco plantas depuradoras y al cual se le da un servicio de limpieza para su correcto funcionamiento.